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Migración en África: Tendencias y Estadísticas

Un campo de refugiados en Somalia. La migración africana está impactada por las personas desplazadas forzosamente, que no suelen abandonar el continente.
Un campo de refugiados en Somalia. La migración africana está impactada por las personas desplazadas forzosamente, que no suelen abandonar el continente. Imagen de dominio público por la Misión de la Unión Africana en Somalia.

La migración dentro de África y hacia otras regiones ha sido una tendencia notable, con 21 millones de africanos viviendo en otro país africano en 2020, un aumento desde los 18 millones en 2015. El número de africanos viviendo fuera del continente también aumentó, con la mayoría residiendo en Europa, Asia y América del Norte. Curiosamente, solo alrededor de 2 millones de migrantes de fuera de África se mudaron al continente, venidos principalmente desde Asia y Europa.

Los países del norte de África tienen los números más altos de emigrantes, con Egipto a la cabeza, seguido por Marruecos, Sudán del Sur, Sudán, Somalia y Argelia. Sudáfrica es el principal destino para inmigrantes dentro de África, aunque su población inmigrante disminuyó ligeramente de 2015 a 2020. Otros países como Gabón, Guinea Ecuatorial, Seychelles y Libia también tienen altas poblaciones inmigrantes en relación con sus poblaciones totales.

La pandemia de COVID-19 impactó los viajes dentro de África y hacia otras regiones. Los países rápidamente implementaron restricciones de viajes internacionales, centrando inicialmente en el control de llegadas. El punto máximo de las restricciones fue entre marzo y junio de 2020, y luego ellas comenzaron a aliviarse, a mediados de 2021. Las restricciones de movimiento interno también fueron comunes pero menos extendidas. Para finales de 2020, medidas de salud como cuarentenas y pruebas de COVID-19 se volvieron más prevalentes que las restricciones de viaje, particularmente dentro de África.

Las remesas internacionales de fondo desempeñan un papel crucial en la economía de África. En 2020, Egipto, Nigeria, Marruecos, Ghana y Kenia fueron los principales receptores, con Egipto y Nigeria recibiendo más de $15 mil millones cada uno. Las remesas representan una parte considerable del PIB en algunos países, como Somalia y Sudán del Sur. A pesar de una disminución inducida por la pandemia en 2020, las remesas a África, excluyendo a Nigeria, en realidad crecieron.

El desplazamiento dentro de África y hacia fuera del continente es un problema relevante. La mayoría de los refugiados y solicitantes de asilo son acogidos en países vecinos. Sudán del Sur, la República Democrática del Congo (RDC) y Somalia son las principales fuentes de refugiados. Uganda es el mayor país anfitrión en África, principalmente acogiendo refugiados de Sudán del Sur y la RDC. Los conflictos y desastres son los principales impulsores del desplazamiento, con la RDC y Etiopía experimentando los desplazamientos relacionados con conflictos más grandes en 2020. Somalia y Etiopía también enfrentaron desplazamientos sustanciales relacionados con desastres, a menudo exacerbados por conflictos en curso.

Tendencias Clave en África Occidental y Central

La pandemia de COVID-19 interrumpió significativamente la migración en África Occidental y Central. La región, conocida por altos niveles de migración intrarregional, principalmente por motivos económicos, enfrentó una paralización repentina debido a restricciones de viaje y cierres de fronteras. Esto llevó a una disminución de casi el 50% en los flujos migratorios en puntos-clave de tránsito entre enero y abril de 2020. El cierre de fronteras también dejó varados a miles de migrantes, incluyendo trabajadores estacionales y pastores. La suspensión del acuerdo de libre movimiento por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) complicó aún más la situación. Estas restricciones de viaje no solo afectaron la movilidad humana, sino también el comercio y los medios de vida — particularmente en el sector informal, que es un empleador importante en la región. Con los canales formales de migración cerrados, algunos migrantes recurrieron a canales irregulares. Por otro lado, devido a controles fronterizos más estrictos, hubo una disminución temporal en los flujos de migración irregular hacia Europa.

La crisis en la región del Sahel Central, que abarca Burkina Faso, Níger y Malí, ha llevado a un desastre humanitario. El aumento de la violencia, impulsado por factores como la competencia por recursos naturales, el subdesarrollo y la pobreza, ha resultado en desplazamientos internos masivos y muertes. El cambio climático ha exacerbado esta situación, causando patrones climáticos impredecibles, sequías prolongadas e inundaciones severas, llevando a más desplazamientos y aumento de la violencia por recursos naturales.

El extremismo violento continúa siendo un problema importante en la región, con grupos como Boko Haram intensificando sus actividades. La expansión de grupos extremistas ha sido facilitada por factores como redes de contrabando, fronteras porosas y explotación de tensiones étnicas. Estos grupos han causado desplazamientos significativos, muertes y retrocesos en el desarrollo. En África Central, nuevas coaliciones de grupos armados han tenido impactos devastadores, con porciones significativas de la población en países como la República Centroafricana convirtiéndose en refugiados o personas desplazadas internas.

Las mujeres y las niñas constituyen una parte significativa de los migrantes en la región y enfrentan riesgos únicos basados en género. Migran por varias razones, incluyendo oportunidades económicas y reunificación familiar. A pesar de su creciente número, las migrantes femeninas a menudo se encuentran en condiciones de empleo precarias, enfrentando desafíos como la explotación sexual, la violencia y salarios bajos.

Tendencias Clave en África Oriental y Meridional

La pandemia de COVID-19 afectó severamente a los migrantes, incluyendo refugiados, en África Oriental y Meridional. Muchos países cerraron sus fronteras y restringieron el movimiento, causando un fuerte descenso en la migración. Uganda, albergando una gran población de refugiados, cesó su política de puertas abiertas, dejando a muchos sin protección. Los refugiados en campamentos abarrotados y áreas remotas enfrentaron desafíos para acceder a pruebas y tratamiento para COVID-19. La pandemia también dejó a migrantes varados e impactó la migración irregular. Hubo una disminución inicial en la migración irregular a Europa, pero aumentó nuevamente a mediados de 2020. El Cuerno de África vio una caída en la migración hacia los países del Golfo, con muchos migrantes regresando de Yemen debido a la pérdida de ingresos y el aumento de abusos a los derechos humanos. La pandemia también interrumpió los procesos de paz, prolongando los conflictos que impulsan el desplazamiento. En el África meridional, la pandemia alimentó la xenofobia contra los migrantes, quienes sufrieron dificultades socioeconómicas y falta de acceso a servicios de apoyo. Algunos países incluyeron a los migrantes en las medidas sanitarias para COVID-19, pero muchos, especialmente los migrantes irregulares, fueron excluidos.

La migración laboral es central en África Oriental y Meridional, con un aumento de la migración intrarregional impulsada por el crecimiento de los trabajadores migrantes. Esuerzos como el Protocolo del Mercado Común de África Oriental han facilitado el trabajo transfronterizo, y nuevos protocolos podrían impulsar aún más la migración. La migración irregular por motivos económicos también es común. La Comunidad de Desarrollo del África Meridional ha visto un aumento en los trabajadores migrantes internacionales. Los destinos tradicionales de emigración desde África Oriental incluyen América del Norte y Europa, con Estados Unidos y el Reino Unido albergando grandes diásporas kenianas. Los Estados del Golfo se están convirtiendo en destinos cada vez más populares para trabajadores migrantes de Uganda, Kenia y Etiopía. Las remesas, particularmente a países como Kenia, Somalia y Uganda, forman una parte considerable de la economía de la subregión.

Los ataques terroristas y los conflictos en curso en África Oriental y Meridional continúan impulsando el desplazamiento. El norte de Mozambique ha visto un aumento agudo en el desplazamiento debido a ataques violentos, y África Oriental enfrenta violencia y conflictos esporádicos, con Somalia y Sudán del Sur experimentando desplazamientos significativos. El conflicto en Tigray, Etiopía, ha llevado a un desplazamiento masivo tanto dentro del país como a través de las fronteras. África Oriental es tanto fuente como anfitrión de grandes poblaciones de refugiados, con Sudán del Sur y Somalia siendo los principales orígenes de refugiados. Uganda sigue siendo uno de los mayores países anfitriones. Algunos países de la región mantienen políticas de puertas abiertas y tienen marcos progresivos para refugiados.

Eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías y tormentas han exacerbado los desafíos de subsistencia y desplazamiento. Países como Kenia, Etiopía, Somalia y Sudán del Sur enfrentaron graves inundaciones y brotes de langostas, mientras que Mozambique lidió con las secuelas de ciclones. Los efectos climáticos, incluyendo condiciones similares a La Niña y sequías, han afectado a países como Tanzania, impactando a comunidades dependientes de la agricultura de secano y contribuyendo a los impulsores de la migración.

Tendencias Clave en África del Norte

COVID-19 y sus restricciones de movimiento relacionadas han remodelado la migración en África del Norte, impactando los patrones de migración irregular, causando inmovilidad involuntaria, retornos forzados y discriminación. La región, un punto de tránsito clave para migrantes africanos en ruta hacia Europa, vio una disminución en migrantes utilizando la ruta del Mar Mediterráneo en 2020, aunque la ruta del Mediterráneo Central experimentó un aumento. La pandemia también empeoró las condiciones para los migrantes en detención, especialmente en Libia, donde el hacinamiento y la mala sanidad aumentaron los riesgos de COVID-19. Los cierres de fronteras y los programas de retorno suspendidos dejaron a muchos migrantes varados, y algunos fueron retornados forzosamente, a menudo dejándolos en situaciones precarias. La Red de las Naciones Unidas sobre Migración respondió llamando a la suspensión de los retornos forzados durante la pandemia. Países como Argelia, en colaboración con países de origen y organizaciones como la OIM, facilitaron el retorno seguro de migrantes varados. El impacto financiero de la pandemia fue severo, con muchos migrantes perdiendo sus ingresos y enfrentando discriminación y exclusión de servicios esenciales, aunque países como Egipto incluyeron a los migrantes en sus respuestas de atención sanitaria. Las mujeres migrantes enfrentaron efectos desproporcionados, incluyendo una mayor pérdida de ingresos y riesgos de explotación sexual.

África del Norte es un importante receptor de remesas internacionales, con una población emigrante significativa. La emigración es común desde países del Magreb como Argelia, Marruecos y Túnez. En 2020, más de 5 millones de migrantes de estos países estaban en Europa, mientras que los migrantes egipcios se dirigieron principalmente a los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo. A pesar de la pandemia, las remesas aumentaron, particularmente a Egipto y Marruecos, representando una gran parte de su PIB. Los planes de la Unión Europea para mejorar los caminos de migración legal podrían aumentar aún más las remesas a la región.

Conflictos y violencia han llevado a un desplazamiento sustancial dentro de África del Norte. Libia, plagada de conflictos e inestabilidad política, ha visto a cientos de miles desplazados, con más de un millón necesitando asistencia humanitaria. Sudán enfrenta desafíos similares con conflictos violentos en áreas como Kordofán y Darfur, albergando un gran número de refugiados y PDI. Los desafíos de protección para los migrantes son generalizados, especialmente para mujeres y niñas, quienes enfrentan abusos y explotación. Las condiciones en los centros de detención, particularmente en Libia, son terribles, con migrantes enfrentando numerosos abusos y a menudo siendo negados el acceso a ayuda internacional.

África del Norte es un punto crucial de tránsito y salida para migrantes que se dirigen a Europa, con miles utilizando las rutas del Mediterráneo Central y Occidental. A pesar de la pandemia, hubo un aumento en las llegadas a Europa en 2020. Los viajes son peligrosos, con muchos migrantes dependiendo de contrabandistas y enfrentando riesgos de abusos y trata. En 2020, se reportó un número significativo de migrantes muertos o desaparecidos en el mar. Las rutas utilizadas para el contrabando varían, con la ruta occidental siendo popular entre los africanos occidentales y la ruta oriental utilizada principalmente por los africanos orientales.

Conclusión

A lo largo de África, la pandemia de COVID-19 ha remodelado dramáticamente los patrones de migración, impactando a millones de migrantes, incluidos refugiados y solicitantes de asilo. Cada región del continente experimentó desafíos y cambios únicos. En el Este y en el Sur, la pandemia llevó a un aumento del desplazamiento y desafíos de subsistencia debido a conflictos y eventos climáticos extremos. En el Oeste y en el Centro del continente, la crisis sanitaria interrumpió la migración intrarregional y expuso a los migrantes a riesgos aumentados, incluyendo la xenofobia. Mientras tanto, en el Norte de África, hubo cambios en los patrones de migración hacia Europa. A pesar de estas adversidades, muchos países africanos continúan siendo un corredor vital para aquellos que buscan nuevas oportunidades, especialmente en Europa.


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