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¿Por qué China quiere el Mar del Sur de China?

Ejercicios navales de los países de Asia Oriental y sus aliados, en reacción a China en el Mar del Sur de China.
Ejercicios navales de los países de Asia Oriental y sus aliados, en reacción a China en el Mar del Sur de China. Foto del Ministerio de Defensa del Reino Unido con licencia OGL v1.0.

En el ámbito de la geopolítica, pocas regiones han atraído tanta atención e intriga como el Mar del Sur de China. Rodeado por varias naciones del Sudeste Asiático y abarcando una extensión marítima de más de 3,3 millones de quilómetros cuadrados, ese océano desempeña un papel crucial en las relaciones internacionales actuales. Durante muchas décadas, China ha reclamado la soberanía sobre aproximadamente el 90% de él, en detrimento de varios vecinos más pequeños. En el corazón del asunto yace una pregunta intrigante: ¿Por qué China, una nación populosa, poderosa y económicamente exitosa, alberga un interés tan ferviente en el Mar del Sur de China?

Reclamaciones históricas

Los registros históricos indican que los marineros chinos estuvieron entre los primeros en navegar las aguas del Mar del Sur de China. Las rutas marítimas a través de ese mar formaban parte de la antigua Ruta de la Seda, una red que conectaba China con el Sudeste Asiático, el subcontinente indio, el Oriente Medio y la África. Esa conexión fue fundamental para el intercambio de bienes, ideas y culturas, y también ayudó a establecer comerciantes chinos en otros países. Sin embargo, la dinastía Qing no se aprovechó de la Ruta de la Seda para proyectar poder en el extranjero, ya que era relativamente autosuficiente y su ideología desalentaba la expansión territorial agresiva.

No obstante, a partir de 1839, China se vería gradualmente obligada a abrirse al mundo. En esa época, las Guerras del Opio introdujeron el imperialismo europeo en el país y marcaron el comienzo de un período conocido como el «Siglo de la Humillación«. Mientras la dinastía Qing flaqueaba y las potencias occidentales le imponían sus deseos, China se replegó momentáneamente del escenario mundial, pero las glorias de su pasado, incluidas las marítimas, no se olvidaron.

Más recientemente, el Partido Comunista Chino ha hecho una prioridad demostrar que el estado tiene «derechos históricos» sobre el Mar del Sur de China. Según la línea del partido, una nación puede reclamar soberanía sobre un territorio si puede demostrar una conexión histórica continua y de larga duración con él.

Uno de los documentos clave a menudo citados es un mapa de la dinastía Ming, que data del siglo XIV, que muestra una «línea de los nueve puntos» que abarca la mayoría del Mar del Sur de China. Esta línea demarca el área donde China tiene una presencia de larga data, a través de la pesca y la navegación. El gobierno chino, con la ayuda de académicos e intelectuales, afirma que ese mapa es una prueba de que China puede gobernar legítimamente su mar fronterizo.

Intereses económicos

Aunque la antigua Ruta de la Seda dejó de estar activa hace varios siglos, las rutas marítimas en el Mar del Sur de China son cada vez más importantes. El comercio internacional es el sustento de la economía china moderna, que exporta bienes competitivos y tecnológicamente avanzados. Alrededor de un tercio del transporte marítimo mundial tiene lugar en el Mar del Sur de China, pero sus aguas no están controladas por ningún estado. Eso pone a China a merced de otros países y de su disposición a permitir la libertad de navegación. Por eso, imponer la supremacía sobre el mar es primordial para prevenir interrupciones en el flujo de comercio.

Otro aspecto crítico del Mar del Sur de China es su abundancia en pesquerías. Es una de las zonas de pesca más importantes del mundo, representando alrededor del 12% de la captura total de pesca. China, con su vasta población y una creciente clase media, tiene un voraz apetito por los productos del mar. Además, ese sector es una fuente vital de empleo e ingresos para millones de personas. Más recientemente, la sobrepesca en sus aguas cercanas ha llevado a China a expandir sus operaciones pesqueras a las regiones en disputa del Mar del Sur de China, exacerbando las tensiones con sus vecinos.

Finalmente, ha habido disputas marítimas enraizadas en el potencial de la región para la exploración de petróleo y gas natural. Aunque las estimaciones varían, muchos expertos creen que la región contiene reservas significativas. En 2016, por ejemplo, el gobierno de EE. UU. creía que había 11 mil millones de barriles de petróleo y 190 billones de pies cúbicos de gas natural disponibles, suficientes para abastecer a China durante mucho tiempo.

Hoy en día, empresas estatales como la Corporación Nacional de Petróleo Offshore de China (CNOOC) ya tienen proyectos de perforación en aguas profundas en funcionamiento, tanto dentro de la zona económica exclusiva de China como en áreas que están en disputa. Controlar el Mar del Sur de China reduciría la dependencia del país de los suministros energéticos extranjeros, lo que es crucial para su seguridad energética.

Plataforma petrolífera vietnamita en el Mar del Sur de China. Esta plataforma es operada por la Marina, probablemente como una forma de desalentar la interferencia extranjera.
Plataforma petrolífera vietnamita en el Mar del Sur de China. Esta plataforma es operada por la Marina, probablemente como una forma de desalentar la interferencia extranjera. Foto de Phạm Xuân Nguyên con licencia CC BY-SA 3.0.

Intereses estratégicos

Además de tener un enorme potencial económico, el Mar del Sur de China es crucial para la defensa militar de China. Él sirve como una zona tampón entre el país y el Océano Pacífico, asegurando partes importantes de la costa, como Hong Kong y los principales centros industriales de Guangdong y Shenzhen. Si China se involucrara en un conflicto sobre el estatus de Taiwán, por ejemplo, sería muy beneficioso tener un flanco sur seguro, aislando la Armada de Taiwán del resto del Pacífico.

El componente militar de la política china hacia sus aguas adyacentes es más que evidente cuando se toman en cuenta las «islas artificiales» que China está construyendo. Esas islas, construidas sobre arrecifes y sobre el fondo del océano, sirven para múltiples propósitos. Ellas ayudan a reforzar las reclamaciones territoriales de China al marcar físicamente su presencia en la región, y también sirven como puestos militares, equipados con pistas de aterrizaje, puertos y otras instalaciones.

Es ciertamente posible usar dichas islas solo con fines defensivos, patrullando las rutas marítimas, asegurando la legalidad de las expediciones pesqueras y previniendo que otras potencias globales establezcan un punto de apoyo en el Mar del Sur de China.

Arrecife de Fiery Cross, una de las islas artificiales construidas por China en el Mar del Sur de China con instalaciones militares.
Arrecife de Fiery Cross, una de las islas artificiales construidas por China en el Mar del Sur de China con instalaciones militares. Foto de SkySat con licencia CC BY 2.0.

Sin embargo, los países vecinos, como Vietnam, Camboya, Malasia, Tailandia y Filipinas, temen el potencial de ofensivas chinas contra sus aguas y sus intereses en alta mar. De hecho, no es raro escuchar sobre buques de guerra chinos intimidando, o incluso atacando, a barcos pesqueros de otros países. A veces, estos buques de guerra realizan maniobras peligrosas incluso contra los buques de la Marina de otros países, aumentando la tensión y el resentimiento.

En 2016, tras dos años de procedimientos judiciales, un tribunal arbitral falló a favor de Filipinas en una disputa marítima contra China. Los jueces concluyeron que las reivindicaciones históricas chinas sobre la soberanía del Mar del Sur de China son infundadas e inadmisibles, según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM), el tratado que actualmente regula los mares del mundo. No obstante, China ha rechazado persistentemente ese fallo vinculante y ha continuado su acumulación militar en el Mar del Sur de China.

Conclusión

Las reclamaciones de China en el Mar del Sur de China se basan en antiguas rutas marítimas, documentos históricos y conceptos de soberanía. Esas son las justificaciones que se utilizan para explicar el interés actual en asegurar el control de una zona que tiene un enorme potencial económico y que es clave para defender a China y proyectar su poder. Sin embargo, las tensiones se intensifican porque otros países también quieren explotar su parte del mar.

Junto con el estatus de Taiwán, la geopolítica del Mar del Sur de China es uno de los temas que potencialmente pueden llevar a un conflicto a gran escala en Asia-Pacífico. Por lo tanto, se debe prestar mucha atención al seguimiento de los movimientos militares en la región y asegurarse de que los países tengan una forma de disminuir sus disputas. Sobre la vasta extensión del mar, eventuales escaramuzas pueden provocar una espiral de represalias entre los países, pero la falta de voluntad para comprometerse no debe ser la razón para involucrarse en otra guerra a gran escala.


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